La semana pasada el público bogotano acompañó masivamente a Piratas en sus juegos de Liga Sudamericana. La algarabía y la fiesta que armaron hizo del coliseo El Salitre un lugar muy ruidoso; ‘una caldera’, como se diría popularmente. Pero pese al apoyo unánime de más de mil personas al equipo del parche, no pudieron pasar a la siguiente ronda del torneo.
Por eso nos preguntamos: ¿Cómo hacer del público un aspecto a favor para el equipo local?
Lo primero y definitivo es llenar los escenarios. Un coliseo a reventar es sinónimo de confianza, cariño y respeto hacia el equipo que juega en casa, por lo cual los miembros del club se sentirán respaldados y comprometidos a dar lo mejor de sí por sus hinchas.
Brian Burrell, jugador de Piratas, dice que lo más importante para ellos son los fanáticos: “Nosotros como equipo realmente apreciamos cuando los aficionados gritan y llevan tambores para apoyarnos”.
Ese tipo de factores, como cánticos, música y otros elementos que tiene la gente para alentar a su equipo hacen sentir cómodos y alegres a los jugadores, quienes salen con motivación extra para el partido.
Ver un estadio o coliseo lleno también puede ser una presión para todos, tanto para locales como para visitantes: los de casa, porque pueden sentir que es una obligación para ellos ganar, y podrían estar erráticos en el juego, y la visita, porque se pueden distraer o dejarse afectar por el ambiente en contra.
Para combatir el tema de la presión, se necesita de experiencia y jerarquía, lo que tienen de sobra estos dos equipos, los más tradicionales de Colombia. Sabemos que cuando salten al campo no importará nada más que el juego y la concentración que pongan en el mismo.
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