Las deportistas también son capaces de llegar a altos niveles de competencia, y como los hombres, deben seguir una rutina de preparación física para mantenerse estables dentro y fuera de la cancha. Aunque debido a las diferencias en aspectos como metabolismo y masa muscular, hay marcadas diferencias en los entrenamientos.
Estas son algunas recomendaciones para el entrenamiento femenino.
Las diferencias puntuales consisten en los tiempos para cada ejercicio. El cuerpo de la mujer, al ser más liviano y con una masa muscular inferior, requiere de algo de lentitud y calma para adaptarse mejor a la rutina, ya sea estiramiento o desplazamiento.
Evitar el cansancio en una mujer es crucial, sobre todo por el tema de las lesiones. Una hora de intensa actividad es suficiente para el acondicionamiento físico, o de lo contrario habrá exceso de actividad y huesos y músculos se resentirán.
Cada persona tiene capacidades diferentes, por lo cual se puede evaluar cuál es el límite de una mujer para no llegar a afectar su nivel y su juego. Esto se va descubriendo progresivamente, tras cada entrenamiento.
Las mujeres tienen un ciclo hormonal muy distinto al de los hombres por el momento de la menstruación, que hace que varíe en ellas aspectos como resistencia, agilidad e incluso el estado de ánimo, así que hay que tener en cuenta este factor a la hora de hacer cronogramas de entrenamiento.
A las mujeres les queda más fácil trabajar movimientos de cadera, útiles a la hora de driblar y hacer movimientos defensivos en cancha. Se puede hacer un trabajo especial con este aspecto.
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