Al escuchar la palabra ‘driblar’ nos imaginamos a esos grandes jugadores que pasan la bola por en medio de sus piernas o hacen impresionantes amagues para dejar atrás contrarios. Todo esto puede ser cierto, pero requiere un grado de técnica y habilidad que se adquiere con años de práctica o mucho talento.
De esto es lo que se trata ‘driblar’ para conseguir grandes resultados en ataque:
Para driblar se requiere un manejo de la pelota excelente, pues son jugadas que suceden en segundos y que necesitan de toda la habilidad del jugador para no hacer el ridículo, perder la bola y ocasionar un contragolpe.
Para darle más libertad al balón y pasarlo rápidamente de un lado a otro, lo ideal sería manejarlo con las yemas de los dados. Tenerlo con las palmas le quita movilidad al balón y no le permite rodar con tanta facilidad, así que se puede perder con facilidad.
El manejo y control de la cintura es fundamental para mantenernos inclinados en un ángulo de 45 grados, ideal para driblar y permitir que la pelota recorra la menor distancia posible. Además ayuda al rápido movimiento de las extremidades y los brazos.
Mientras más bajo rebote el balón, más oportunidades de controlarlo. Al hacer esto, evitamos que el defensa lo robe con facilidad y podemos sobrepasar al rival con la técnica de driblar el balón por en medio de las piernas, o confundirlo.
La acción de driblar como tal se puede hacer pasando la bola en medio de las piernas con rapidez, o también con una técnica más avanzada que es lanzar la bola hacia atrás y pasarla por la espalda.
Esto requiere años de práctica, o que seas LeBron James y Stephen Curry para lograrlo.
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